Arecibo sirvió de plataforma para un intento por comunicarse con ellos
El 16 de noviembre de 1974, el género humano transmitió un mensaje de radio a una recóndita región del universo, en un intento de entablar comunicación con alguna raza extraterrestre.
Se trataba de un complicado mensaje en clave -elaborado, entre otros, por el famoso científico de la televisión, Carl Sagan-, que pretendía comunicarle a alguna raza de inteligencia superior algunos datos básicos acerca del sistema solar, el planeta tierra y el ser humano, por si acaso algún día les interesaba darse una vueltecita por aquí.
En fin, el mensaje en clave binaria (como la clave morse) fue dirigido a una amplísima gama de recipientes potenciales: un cúmulo de estrellas llamado M13, que está formado por unas 300,000 estrellas y se encuentra a unos 25,000 años luz de distancia.
Una distancia de esta magnitud, por supuesto, desalienta el que aquellos que enviaron el mensaje se sienten a esperar junto al teléfono algún tipo de respuesta: se calcula que el mensaje tardará 25,000 años en llegar a su destino, y que la respuesta tarde otros 25,000 en llegar al punto de origen.
Por consiguiente, el año más cercano para el cual podría esperarse una respuesta es el 51,974.
¿Qué cuál es la importancia particular de todo esto?
Pues el hecho de que dicho mensaje intergaláctico lleva el nombre de ‘El mensaje de Arecibo’, ya que, como claramente lo indica su nombre, fue enviado desde el radiotelescopio de Arecibo.
Importantes descubrimientos
Lógico que fuera así: el radiotelescopio de Arecibo, inaugurado en 1963, fue por mucho tiempo el más grande del mundo, con un diámetro de 305 metros (hasta que Rusia inaugurara en 1977 su Ratan-600 de 576 metros).
Su operación corre a cuenta de la Universidad de Cornell, en conjunto con la National Science Foundation, y su nombre oficial es el de Observatorio de Arecibo y forma parte de la National Astronomy and Ionosphere Center (NAIC), organismo que tiene dos objetivos principales: estudiar la ionosfera terrestre, así como realizar estudios de ciencia interplanetaria y astronomía.
Se escogió a Arecibo, entre otras cosas, por estar ubicado cerca del ecuador, lo que permite que un radiotelescopio tenga básicamente un acceso similar a ambos hemisferios.
Los radiotelescopios datan de la primera mitad del siglo 20 -el primero surgió en 1937- y su función es la de captar ondas de radio, valiéndose para ello de enormes platos parabólicos.
Han probado ser muy valiosos para detectar actividad espacial lejana, en especial procedente de aquellos sectores donde no hay señales de luz, y su penetración es mucho mayor debido a la mayor capacidad de dispersión de las ondas de sonido.
En resumidas cuentas, casi desde su inauguración, el radiotelescopio de Arecibo había sido fuente de descubrimientos importantes y, con el tiempo, se había hecho famoso, figurando en películas de ciencia ficción.
En 1974, sufrió una remodelación, al añadírsele una superficie de alta precisión al reflector, y como parte de su reinauguración surgió la idea de enviar el mensaje al espacio.
En un comunicado de prensa emitido entonces por la Universidad de Cornell, se explicó que el mensaje “contenía información básica acerca de la raza humana. Incluía representaciones de los elementos químicos fundamentales de la vida, la fórmula del ADN, un diagrama básico de nuestro sistema solar y dibujos sencillos de un ser humano y del Observatorio de Arecibo”.
Se trató, en efecto, del primer -y único- mensaje de radio enviado intencionalmente por la humanidad a extraterrestres.
En 1999, Donald Campbell, un profesor de astronomía de Cornell que había estado trabajando en Arecibo en 1974, explicó que se trató más que nada de un gesto simbólico: “La intención era demostrar que podíamos hacerlo y exhibir la enorme capacidad del radio transmisor que acabábamos de instalar en Arecibo”.
La transmisión duró tres minutos.
Después de concluida, algunos de los asistentes a la ceremonia “expresaron el temor de que el mensaje podría resultar peligroso, porque podría atraer la atención de extraterrestres hostiles”, recordó una vez Harold Craft, director del observatorio en 1974.
A todos se les explicó, naturalmente, que era extremadamente remota la posibilidad de que alguien alguna vez captara el mensaje.
Mensaje recibido
Y, sin embargo… ocurrió. O por lo menos así lo aseguran algunos.
El 19 de agosto de 2001, apareció impresa en un sembrado de trigo cerca del observatorio de radar Chilbolton, en Hamshire, Inglaterra, una enorme reproducción de la ilustración producida por la clave sonora del mensaje de Arecibo, pero con variaciones: la figura del ser humano que aparece en el mensaje original, por ejemplo, quedó sustituida por un ser de cabeza enorme, que evidentemente representaba a los extraterrestres que estaban enviando la respuesta.
El suceso causó tanta conmoción que el propio observatorio de Chilbolton emitió un comunicado aclaratorio: “Creemos que algunas personas con una intensa capacidad para el autoengaño y para arrastrar a otros en sus fantasías, son los responsables de la mentira que existe acerca de la misteriosa reputación de los círculos de las cosechas…”.
Tal vez haya que esperar un poco más por una respuesta verdadera.
Fuente: http://www.elnuevodia.com/mensajealosextraterrestres-1119117.html